Siempre hay motivos para celebrar con dulces los buenos momentos de la vida y mucho más cuando alguien muy querido vuelve de esa parte oscura de nuestra existencia que es la enfermedad y que a punto estuvo de privarnos de su dicharachera compañía. Bien sabemos que estos pastelillos no te alegraron el estómago, ya que apenas comías, pero si te alegraron la vista y seguro que te ayudaron en tu meteórica carrera por la recuperación. Hoy Carolina solo podemos decir: !bien por ti, te queremos¡.
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